El día que entendí la muerte de Diego Maradona
El 18 de diciembre del 2022 será un día que jamás olvidaré. Ver a Lionel Messi levantar la Copa del Mundo en el estadio Lusail y escribir el capítulo más glorioso de su carrera deportiva. Ser testigo de una jornada que se hablará para siempre en nuestro país y estar en el lugar de los hechos de un momento único e irrepetible.
Ese domingo, en medio de los festejos, mi mente también tuvo lugar para pensar en Diego Armando Maradona. Unas semanas atrás se habían cumplido dos años de su muerte y recordé lo que se vivió aquel 25 de noviembre.
Como todos los futboleros, estuve completamente conmovido por su pérdida y fui parte de la movilización popular para darle el último adiós. Yo que soy de una generación que no tuvo el gusto de verlo jugar, me críe viendo sus imágenes, sus goles y sus hazañas deportivas.
Cada junio recordé un nuevo aniversario del Mundial que nos hizo ganar en 1986, me sorprendí de cada una de sus frases y los relatos de los más grandes sobre lo que sus ojos habían podido ver.
Aquel fatídico día de noviembre, también vi a mucha gente llorar desconsolada y con la sensación de haber perdido a un familiar. No voy a mentir. Ese día no tuve esa reacción, pero creo haberla entendido después de la final contra Francia.
Nosotros somos de la generación de Messi. Los que lo disfrutamos en vivo toda su carrera. Los que acompañamos sus derrotas y frustraciones. Los que queríamos ser campeones del mundo por la alegría que significa, pero también para que él pueda coronar una carrera perfecta.
Por algún motivo, entendí que lo que vivimos era más grande de lo que podemos imaginar. Vivimos su ingreso a la mortalidad, de una leyenda que será para siempre y que se hablará el día que nosotros ya no estemos más.
Messi es el Maradona de nuestra generación. El que nos devolvió la ilusión, el que nos llevó a ser campeones y el que nos regaló una hermosa historia que le contaremos a nuestros hijos.
Gracias Diego por hacer felices a nuestros papás. Gracias Leo por ser contemporáneos de tu fútbol. Gracias a los dos por ser argentinos. Para siempre en nuestros corazones.


